lunes, 29 de diciembre de 2008

El ángel de la guarda / Mita Ruiz

Los días transcurrían lentos, suaves, como si nunca acabasen. Envueltos por ella, con sus ojos azules, su pelo claro y sus recuerdos de antojos de chocolate del embarazo. Le contaba mi día sin parar. Había estado en casa de Enrique, el más culto y relajado de la familia, pensé que él me entendería. Porque me había sucedido algo incomprensible cuando estaba recogiendo las hojas de malva. Apareció una vaca, gigantesca, y me lanzó los cuernos. Le relataba a Enrique, sonriente y paciente, que no comprendía por qué la vaca me lanzaba los cuernos, ni siquiera me había acercado a ella, fue ella la que vino hasta mi escondite. Sucedían a lo largo del día cosas increíbles. Como aquel día, cuando ella estaba peinando mi melena larga con trenzas enlazadas encima de la cabeza o coleta de caballo, tuve que gritar. Qué idea más rara tenía de dejar el pelo hasta la cintura, era un martirio eso. Había unos hombres arreglando los adoquines de la calle. Pensé que hablaba en voz alta para que la oyeran ellos, sus cómplices. Se lo dije sin titubear: ¡No llames a tus cómplices! Una risa inundó el patio de buganvillas.Ya no podía tumbarme en las baldosas del suelo, porque había llegado el señor otoño, y las puertas -siempre abiertas- estaban cerradas. La lentitud de los días de lluvia hasta la hora de dormir cuando llegaba la dulce compañía.
Dulce Compañía: En unos minutos entrarás en otro mundo. ¿Qué deseas para hoy?
Niña: Deseo un traje como ese de esta foto.

14 comentarios:

Unknown dijo...

Esta historia está muy bien redactada y me ha encantado el ambiente natural y fotogénico.

Pedro dijo...

Las historias destiladas a través de la memoria nos llegan un poco enigmáticas pero con esa fuerza especial y esa brillantez que solo una evocación lograda puede expresar. Una historia muy hermosa, Mita.

Noemí Pastor dijo...

Muy simpático.

Anónimo dijo...

Gracias a los tres!
Besos

El Doctor dijo...

Es una sorpresa,mi querida Mita,verte como una excelente narradora.Aunque nunca lo he dudado.Tu sensibilidad y refinamiento lo transmites en tu blog,en tus comentarios y ahora en este cuento.
Eres un encanto,no lo dudes.Sigue escribiendo por favor.El mundo esta a falta de todo lo que desprendes.

Besos y un fuerte abrazo.

Javier dijo...

Es muy acogedor.
Besos, buena suerte!

Fernando García Pañeda dijo...

Tenía que estar en todos los blogs literarios...
Como dije en su momento, es muy onírico, y por eso mismo muy bello e inquietante.
Felicidades.

Raúl dijo...

A mí, mi querida Mita, no me sorprende en absoluto saberte narradora solvente. Un placer.

Anónimo dijo...

Gracias a los cuatro. Estuve unos años al otro lado del umbral, al volver, me encontré que lo que más me atraía era lo onírico-real de la infancia, cuando las luces, las sombras, la confianza, la risa, los miedos y los juegos son lo esencial de los días.
Besos

Anónimo dijo...

Olvidé dejar la dirección de mi blog:

http://mita-corrientesdeaguayazahar.blogspot.com/

Gracias y besotes

Anónimo dijo...

Quisiera agradecer a Mileto la oportunidad de escribir el microrelato aquí. Gracias
Besos

María Jesús dijo...

Dulce y encantador relato, contado como un sueño con los ojos abiertos. Enhorabuena Mita, sin duda eres ingeniosa.

Besitos

Anónimo dijo...

Gracias, María Jesús, encantada de conocerte.
Besos

Ana María Fuster Lavin dijo...

Extraordinario!!!