Prólogo
El cielo bramaba impío; vientos tormentosos de componente este azotaban la, hasta hiciera poco, engreída embarcación; olas de veinte metros la hacía cabecear y gemir. Alguien gritó en el puente de forma atroz; algo, en un incierto punto, saltó hecho astillas.
Capítulo uno
Sólo el camarero, atusada la pajarita e impertérrito, quedaba en el salón cuando apareció el pasajero. Traía el rostro magullado, la ropa rota, y un copioso reguero de agua fue formándose tras él los metros que tardó en alcanzar la barra. "Ya no hay plazas en los botes para nosotros", dijo, y el camarero se encogió de hombros. "¿Le sirvo un cóctel, señor?".
Capítulo dos
"Cóbrese", dijo el pasajero con una amplia sonrisa, "y quédese con la vuelta". Un relámpago deslumbrador desgarró las formas, la sala se quedó sin luz eléctrica. "No hace falta, señor; si quiere lo apunto en su cuenta".
4 comentarios:
No esta mal un hiperbreve con prólogo y dos capítulos
Qué bueno.
Demuestra que hasta en los momentos finales la gente no queremos darnos cuenta de que hay un final, aunque sea inminente.
Con poco texto , mira las cosas que me hiciste pensar.
Eso es literatura.
Besos.
Grandioso. Como tú.
Si en realidad nos vamos a morir todos... mejor en un barco.
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