martes, 3 de marzo de 2009

Tarde de verano / María Amparo Gimeno Pastor

Amparo, se dirigió al balancín, donde se hallaba descansando su marido Germán. Hacía una espléndida tarde de verano, sin nubes y corría una suave brisa de levante, preludio, de unas tormentas que refrescarían el ambiente. Iba vestida con un vestido blanco ibicenco, y chanclas a juego. Un gran collar de turquesas y plata, junto a un brazalete a juego. Algo de maquillaje, y nada más. La joven se acercó, se sentó a lo hindú, reclinando la cabeza sobre el hombro derecho de su marido. Él le cogió sus manitas, y se las acarició con dulzura, con ternura. No hablaron nada, como en las parejas de más tiempo casadas, no lo necesitaban.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mirad las faltas de ortografía antes de publicar nada. En otros blogs lo puedo llegar a entender, pero en uno que recoge cuentos y relatos breves no.
"Ha juego" sin tilde. GRACIAS.

Anónimo dijo...

Sin hache quería decir...